lunes, 14 de septiembre de 2009

Cuando los locos ya no se crean Napoleón / Óscar Édgar López



"Cuando los locos ya no se crean Napoleón, está permeado de nostalgia de un hombre siempre solo, triste, melancólico y en desesperación; son narrativos y cotidianos. Hay atrevimientos que seguramente no son involuntarios. También hay poemas que no deberían de leer esos que se asustan con el mundo real, que no deberían de leer los moralinos, que no deberían de leer los hijos de papi y menos los papis y mamis.
Claramente el poemario entero tiene un tono de reclamo y declaración: en la tele se creen Napoleón, la amada casi siempre se va, las reuniones familiares son tediosas, el desempleo, el alcohol y la resaca, pero ante todo el "yo lírico" se acomoda en un sillón individual del que no puede y parece que ni quiere levantarse.
Los poemas de Óscar Édgar López son carnales, son un recorrido por los cuerpos humanos. No deja ninguna parte, de hombre o mujer sin tocar, incluso músculos y huesos. En casi todas las páginas se logra tener a la mano un pie, un brazo, una espalda; una mujer y un hombre."
"Los poemas de López no son para los persignados; en estás páginas se masturban, se embarran los cuerpos, se hacen mierda, se cogen, se ponen marihuanos, se ponen pedos y hay resaca, se amarran a la cama, se arañan las espaldas. Tampoco piense que lo intento asustar o alejar, ni piense que el escándalo me invade; aquí todo es natural, porque todo eso pasa, porque los poemas de López son una radiografía de sus contemporáneos, de los míos, de los hombres y mujeres que habitan este mundo ocultándose en esa cortina del mundo que es impuro sólo en unos pocos."
"Al final le pido que no me haga mucho caso, léalo como se deberían de leer todos los libros: sin esperar nada y olvidando lo que se haya dicho al respecto; su horizonte es distinto al mío."

(Fragmentos del prólogo, escrito por Alfredo Carrera López)

Breve declaración de felicidad

Ya me voy a quitar el antifaz,
ya estuvo bien de hacerle al maricón.
Pongo sobre este minuto
mi bandera de conquistador de la alegría.
No es falso el gesto,
no es ficción mi engaño,
estos dientes están aquí porque sonrío.
No fue hereje mi apatía,
encontré en lo pésimo mi fiesta.
Qué tan malo es
hacer llorar a los demás
para cagarse de risa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario