lunes, 14 de septiembre de 2009

Gasepia / José Ángel Higuera




Los recuerdos danzan en este poemario, desde el inicio, desde antes, sin ser aún el grano de polvo impregnado en la vulva de la madre, a pesar de que el autor diga: se prohíbe tomar recuerdos/ dañan la imagen del pasado. La reflexión encuba esos recuerdos. Hay también un personaje que camina por las calles de la ciudad, se pregunta por sus cosas, cavila sobre su condición de ser hombre, de ser humano, de ser mortal. Se pregunta por su verdad, nuestra verdad, la verdad de un fin de siglo y el otro que comienza, aquel siglo de guerras, destierros, fracturas, y nos muestra su lado poético. La edad le pesa y le hace retornar así mismo, a las entrañas, a decir la muerte. La desesperación encumbra, clausura el hastío. Pero no se trata sólo de evocaciones y resonancias sino de la búsqueda. Este es, una serie de poemas donde se nota que el autor está en constante exploración, en expedición hacia sí mismo. No es un discurso de lo posible, sino la imposibilidad hecha palabras, versos. Su experiencia más simple la trata de hacer poesía, de ahí la búsqueda retornada en la memoria. La memoria como ese espacio vivido, degenerado, perdido, inalcanzable pero a la vez alcanzado sólo en, y por la poesía.
El reino de la memoria está construido sobre la percepción del mundo de José Ángel Higuera. Es un mundo hecho con anterioridad a cualquier análisis o reflexión, ese reino está sin conocimiento, sin comprensión. En la poesía, en cada verso, hay un atrevimiento por encontrar el origen de lo que es, de lo que sé es, sensaciones, miedos, desasosiego y dice Ángel: la memoria resentida del tiempo observa al sillón. . . Imágenes que se presentan de inicio como fantasmas y que en la memoria, sin materia, el poeta las vuelve tangibles, la vuelve palabras, las eterniza. La relación esta dada en la memoria, luego en la imaginación, en las sensaciones y al final; el reflejo en un discurso poético, remembranza de lo vivido, hasta llegar a la invención de palabras: gasepia.
La memoria tiene sombras. Y qué es la sombra sino el cuerpo expuesto, tirado, alargado a resguardo de la oscuridad, huidizo de la luz. Es con el cuerpo con el que percibe el mundo, las cosas, los recuerdos, y más allá, el hueco de las cosas, las hendiduras de los recuerdos. El cuerpo, el espacio de la memoria y la imaginación han jugado un papel primordial en la búsqueda de nuevos retos en este autor, ha dejado las simples sensaciones, y reflexiona, quién le mira, quién le sostiene, quién está dentro de quién, se da tiempo, se da al tiempo, para escuchar el silencio, su silencio, el de Dios, el de los otros hombres, que quizá también se hacen preguntas sobre su condición. Hace juegos, juega, acerca realidades distantes, tira anzuelos, interroga, mezcla lo dicho, lo desdice, invierte sus afecciones, hace tributos.
Antes del paraíso inicia el primer poema y abre a la especulación, a la sospecha. No se queda con lo dicho ni lo dado, prefiere la incertidumbre, José Ángel Higuera, poeta en cierne, nos muestra en este libro todas sus experiencias, sus nuevas propuestas construidas desde la electrónica, la ingeniería y en este su segundo material nos ofrece la oportunidad de caminar con él de la poesía hacia la reflexión, a nuestro interior, a explorar los lugares más íntimos, recónditos y reservados.


(Prólogo de Angélica Delgado)

no te invoco por tu nombre
porque en la búsqueda
el lenguaje es conjetura
quien te encuentra
pone en cada cresta
el sonoro de un vocablo
y en la espuma
la melodía de un sordo
quién como la rana que al croar
inventa el sonido cual hoja que cae
baila el tango en mi vida
y en mi garganta se ahogan tres palabras
es el fin
pero la vida es palabra
y circunferencia lo perfecto
entonces te clamo con un vocablo sordo
como agua que cae
gota
a
gota
así como la poesía
soy inútil también

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